miércoles, 25 de diciembre de 2013

No voy a morderte

He prometido no hacerlo. Aunque a veces suele tornarse complicado cumplir con un compromismo predicho. Pero levanto bandera blanca y a pesar de las constantes invitaciones, contengo mis instintos de caníbal. La misma puñetera vida me invita al milagro, a la dádiva de degustarte pero contengo antojos y sonrío para mis adentros, amargamente y tragando en seco, sonrío después de todo. Si llegas a mi fiesta de amor, te advierto, no cumpliré la sugerencia del poeta. ¿Por qué llenarte de caricias? Te cubriré de lo que no esperas, al menos en sueños. En la parte más nítida de mis realidades soñadas, pongo una mordaza, un bozal a las ansias locas que me regresan a la infancia de dientes afilados donde no ponía freno a mis emociones e incumplía promesas por desconocer significados preestablecidos. Ignorándolo, o a sabiendas, vuelves lobo a esta caperucita insaciable.

jueves, 19 de diciembre de 2013

SE BUSCA PRINCIPE (Se prefiere Vivo)

• Dentro de las 24 horas entregarme al menos 30 minutos de mimos. (Incluye aceptar un tratado de reciprocidad) • Disertar sobre algunas cosas intrascendentes (porque sino sería aburrido) • Entender los complejos sentimentalismos de que soy objeto una vez al mes • Respetar nuestras diferencias pero dejarse retratar no se somete a discusión (es indispensable) • Dispuesto a dejarse querer (incluso a deshoras) • Ayudarme a recopilar los mejores recuerdos para luchar contra el Alzheimer P.d: No importa si tiene caballo (vehículo). Precisa espada para defendernos de posibles incomprensivos… la corona la pongo yo.

jueves, 12 de diciembre de 2013

24 años

Dicho así no parece mucho tiempo, pero es casi un cuarto de siglo. Son bastantes alegrías (aunque todavía pocas) y muchísimas más decepciones que vienen asignadas a cada uno como una cuota sin que puedas hacer nada para cambiarla. He aprendido porque aprender es parte del proceso aunque algunos conocimientos me han costado más que otros... he llorado, por mujer y periodista que no son dos cosas opuestas ni tampoco parecidas. He amado con profunda intensidad y he odiado con la misma fuerza, aunque me arrepienta y me olvide de los malos ratos. Por si todo esto fuera poco la vida me ha puesto pruebas, algunas las he superado sin muchos contratiempos pero han sido las menos debo confesar. De todas las cosas que he hecho mi favorita sigue siendo despertar cada mañana y antes de dormir pensar en las oportunidades que trajeron esas otras 24 horas. Ahora falta menos de ese tiempo para que cumpla mis 24 y sonrío porque aún puedo decirlos, gritarlos a voz en cuello... y porque este post es corto para agradecer por todo lo que la vida me ha dado e incluso por lo que me ha quitado. Porque he omitido detalles con permiso de quien lee, porque mi vida ha sido grandiosa hasta estos 24 años y porque lo que vendrá después de mañana será mucho mejor.

lunes, 9 de diciembre de 2013

La muerte es un cuento

He asistido a un entierro sin muerto. Un niño sin nombre hablaba de lo importante que había sido en su vida, los adultos (sus familiares creo) le acompañaban en el sentimiento. Al principio creí que imitaba a alguien, que interpretaba algún papel de otro. Los niños !tantas veces imitan! Los adultos también ahora que lo pienso. En fin, el pequeño lloraba sin lágrimas frente a un pequeño bultico de tierra. No pude quedarme hasta el final, además no había sido invitada, la reja impedía el paso y yo apurada a coger el P-1. Creo que aquel niño despedía el duelo de un gato o de otro animal de compañía. Parecía un juego pero era algo muy serio. Rememoraba (hasta ahí pude oír) los mejores ratos a su lado, los instantes tristes cuando ¿el gato? ¿el canario? habían trocado su lamento en goce. La despedida del niño era de las más sinceras que he presenciado, no era una letanía insoportable suplicando al que se va, era como si en la vida real el que se iba quedara... como si la muerte fuera un cuento mientras perdurara el recuerdo nítido de lo que había sido.

viernes, 6 de diciembre de 2013

La Habana sin maquillaje

“A todos los que como yo conocían La Habana por el TV; a los que se arriesgaron como Cristóbal Colón”.
La Habana me recibió gélida y burócrata sin avergonzarse por sus cambios de humor a cada esquina, ni de los tan bruscos contrastes. Encontré agitaciones que redujeron a la mínima expresión las réplicas de mi desatendida ciudad. Todavía tengo pocos conocidos (¡imaginen la cifra de amigos!) y en su mayoría cuentan, aunque no explícitamente, historias parecidas a la mía y ahora que lo pienso casi idénticas a la de Cristóbal Colón, que partió rumbo a lo desconocido procurando prosperidad… aunque por supuesto su trayecto fue más largo y peligroso. “La Habana es cara”.- intentaron persuadirme antes de la partida. Ahora que lo vivo lo convierto en superlativo: ¡es carísima! Lo bueno o malo, dependiendo del cristal con que mire, es que nadie se preocupa por la forma en que caminas, vistes, peinas o (sobre) vives. Este pensamiento me sirvió de consuelo el día que perdí aproximadamente 45 minutos de mi vida esperando el momento propicio para cruzar a la siguiente acera sin convertirme en un tostón. Hace poco esperé dos horas por una guagua, jamás llegó y decidí mojarme, con las lágrimas del cielo, el vestido y hasta los huesos; la frialdad del agua se sentía tan adentro que me produjo el catarro que ahora me delata en cualquier silencio. Estaba sola en una parada repleta de pasajeros que no fueron y encontré alivio en las palabras de una señora despeinada cuyo destino era más alejado. No me burlé de ella, no acostumbro a eso y su cara de angustia por el esposo enfermo no me dejaba hacerlo… pero su desgracia dejó a la mía en el primer escalón y me dio fuerzas para irme caminando. De cualquier forma esta Habana que se niega a la conquista me regala desde un cristal, ahora empañado, la belleza de un mar inmenso y tan azul que parece un cuadro. Todos los días cuando camino hacia el trabajo (porque puedo darme el lujo de caminar) contemplo diferentes rostros, escucho diferentes conversaciones y presupongo historias que termino creyendo y plasmo al mismo tiempo en el papel de mi imaginación. La Habana, como me habían prometido, no abrió sus brazos para recibirme. Atemorizadas al inicio, ella y yo, fuimos acostumbrándonos a mi inminente estancia sin pasaje de retorno por el momento. Ahora, se quita el maquillaje… nos conocemos más y me va mostrando lugares inhóspitos que pocas vecen salen en TV.

lunes, 18 de noviembre de 2013

... y amanece

Le decían la loca del muelle de San Blas. Aunque tenía un nombre como todos, insisto en que los nombres no son lo más importante. Loca por esperar, loca por amor (¿habrá en esta última frase una redundancia?). Su prometido partió, ella empapada en llanto, juró que esperaría. En esta última línea me descubro en ella llorando por un adiós. Aunque Rebeca, que así se llamaba, cerró las puertas, las ventanas de sus sueños y negó visa a un nuevo amor. Se perdió la oportunidad de otro beso, de otras manos, de otras caricias… Quizás ignoraba que cuando una puerta se cierra se abre otra y a lo mejor nadie le dijo jamás que nunca es más oscuro que cuando va a amanecer. Lástima entonces que no la conocí y por lo mismo no le conté lo que, a mis 23 años, pudiera parecer ¡tan poco! a los que han vivido más. Es probable que en alguna parte del mundo la pasada semana, el día de su deceso, pudiera reencontrarse con su hombre. En algún lugar celestial alejado de lo pecaminoso, en algún lugar donde no se vale, donde no es lícito decir adiós.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Pido disculpas…

Nadie preguntó sus nombres, enseguida acudieron a un despectivo porque las mayorías no están listas. Defensora del amor a cualquier precio, quedé callada por esta vez y ahora escribo como mecanismo de defensa, como disculpas por no dar mi opinión (aunque valga aclarar que percibo un salario por tener alguna aunque sea a contracorriente). De niña mi mamá me enseñó que el amor no se oculta, pero las personas dudan qué pueda existir esta clase de afecto para ellos. ¡Cómo si existiera un termómetro que pueda medir la intensidad de un sentimiento! Ya me los imagino diciendo: “No, todavía falta una línea para llegar a 38, no estás del todo enamorada”. Lo tildan de espectáculo con odio en la mirada, con asombro en el pensamiento: “Parece hasta mentira, que horror”.- murmura una señora que se iba en la misma guagua y se persigna. Su compañera de asiento, solo asiente con desprecio, con rencor en la mirada. “Arderán en el infierno”, sentenciaría mi vecino que ya no está… “es pecado contra la carne”.- argumentaría para convencerme. ¿Quién? ¿Con qué derecho puede señalarse a dos personas por despedirse con un beso? Un beso que es más que la unión de dos bocas, más que el intercambio de cuatro labios. Un beso es un sello, una marca imborrable, un tatuaje en la piel del otro, eso, un beso, es un tatuaje. Quedé callada y lo lamento, pido disculpas por todas las veces que lo he hecho en esta y otras situaciones. No veo la complejidad del asunto, no tenía porque callar, pero lo hice. Caí en el saco de los incomprensivos, de aquellos que parece no aman, que jamás lo han hecho porque se niegan a comprender que salvando distancias y juicios del populix también el más universal de los sentimientos puede florecer ¿porqué no? en dos personas del mismo sexo.

lunes, 28 de octubre de 2013

La novia de Camilo

Hace unos años conocí a una señora que decía haber sido novia de Camilo Cienfuegos. Viajaba a mi lado en el tren hacia Isabela de Sagua. Su cabello sucio y despeinado me dejó otra impresión. En ocasiones solemos juzgar por apariencias, por lo que vemos a simple vista aunque en mi caso unos cristales de poco aumento (por suerte, todavía de poco aumento) tengan que corregir mi falta de visión. Lo repetía como una letanía insoportable y yo reía para mis adentros, amargamente, sin creerme el sueño de ella. Ahora que lo pienso quizás ella misma necesitaba ardientemente creerlo, seguramente de haber vivido en 1959 yo misma estaría entre las que desearon ser su novia. Tan jaranero, galante, varonil con aquel sombrero, con aquella barba… No estoy muy segura de que el idilio se repitiera en el momento de su desaparición. Cuando la anciana del tren, de haber sido su novia, quedó sin un cuerpo que velar, sin una tumba que escuchara sus lamentos. Camilo tuvo el final esotérico que su vida no fue: tenía 27 años el día de su desaparición, ¡27 años! Ella necesitaba que yo creyera en su sueño, fue cruel de mi parte no hacerlo. Ahora mismo necesito que alguien crea en los míos, la entiendo perfectamente cuando camino todos los días por las mismas calles que pronuncian a gritos y a veces con pausas prolongadísimas que tú me faltas.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Ciberamigos

Conocí a Luis Antonio gracias a la magia de Internet . La verdad, aún lo conozco solo por esa vía; aunque ya he visto su letra. En nuestra primera ciber-conversación prometió un regalo y ¡qué regalo! Mandó vía correo postal dos ejemplares ilustrísimos de la Literatura Latinoamericana. Todavía no le agradezco suficiente que pudiera enviar Crónica de una muerte anunciada de mi Gabo querido y La casa de los espíritus de Isabel Allende. Allí conocí su letra en una nota que dejó para mí. Su historia, al menos en Cuba, parece de película. Adoptó a una niña en China que se llama Yuan. Me ha contado que aunque muchas familias cambian los nombres de los niños que adoptan. Él y su esposa decidieron preservar el de la pequeña. Me explica que era lo único que tenía, ¿cómo iban a quitárselo? Ahora a la pequeña Yuan le encanta su nombre, en un país donde todos tienen nombres de adultos como España, Yuan suena original. Ahora que la madre patria está en crisis mi amigo Luis Antonio y su esposa son de los pocos afortunados que todavía tienen empleo. Él trabaja de chofer en una guagua que recorre casi todo Madrid; ella es educadora infantil: trabaja con niños de 0 a 3 años. En su luna de miel vinieron a Cuba, allá por el año 2001 cuando exigíamos el regreso de Elián González. Visitaron muchas escuelas y quedaron tan prendados de esta ínsula que han prometido regresar.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Beatlemanía... sin posibilidades de retorno

El nombre pudo haber sido otro... la catarsis en la fanaticada no surge por la pegada de un nombre y en este caso el detonante fue la conjunción allá en la apartada Liverpool y el lejano 1962 de cuatro talentos musicales. Todavía siguen ganando adeptos. Al menos una vez hemos tarareado sus canciones. He pensado que probablemente estos ingleses hayan vendido su alma al diablo a cambio de seguir siendo escuchados. No lo hicieron antes y ahora tampoco, irrumpen sin previo aviso. Este 9 de octubre lo utilizo como pretexto para festejar juntos el cumpleaños 73 de John Lennon, a quien una bala asesina trató de eclipsar, como si la luz se apagara, como si los soñadores murieran para siempre... Le propongo obviar este detalle, suponga que en el caso de Lennon y Harrison simplemente fueron convidados a tocar en el firmamento para que en otros mundos también conozcan su música. El nombre no fue lo más importante, lo trascendente y monumental estuvo en la feliz idea de conjugar sus voces, sus instrumentos; para dejarnos por generaciones susceptibles al contagio de ese fenómeno musical que alguien denominó Beatlemanía y que no admite posibilidades de retorno.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Cuenta conmigo

Tengo sueños terribles con algunos logaritmos y teoremas, los números no son mi fuerte, la informática la aprendí de forma autodidacta y sin complejos…
Desde la frialdad de un satélite, me han llegado tus verdades de sopetón sin previo aviso, sin pagar peaje. Yo que cierro todas mis murallas he abierto las puertas de esta ciudad idílica para dejarte entrar aún en la distancia. Tengo enemigos confesos que te tomarían como rehén para extorsionar mis criterios, para cobrar recompensa, para dejarme sin luz. Por suerte en medio de este mundo disparatado de malos intérpretes nos sobreponemos al que dirán, conjugamos pasados y evadimos respuestas sobre sueños. Levantamos trincheras y caminamos juntos. Pero puedes venir en tu barca hasta el lago el día que no me veas. Terrícola empedernido aquí está mi mano, mal que nos pese algún día (hasta hoy no ha llegado)… puedes contar conmigo.
P.d: ahora que lo pienso es la luna nuestro factor común, si la miras al mismo tiempo que yo estaremos casi en el mismo sitio.

martes, 17 de septiembre de 2013

Rede Globo tiene la fórmula

Me encantan las telenovelas brasileñas. Tíldenme de lo que quieran pero cada martes, jueves y sábados durante esos 30 minutos ni Gabriel García Márquez (si me llamara por teléfono) puede sacarme de mi butaca. Estoy segura que Rede Globo ha encontrado el ingrediente preciso para drogarme con sus propuestas.
Ahora recuerdo la reacción de mi abuela con La Favorita. Un culebrón donde la buena resultaba la mala y viceversa. Abuela quedó tan “choqueada” con este punto de giro que todavía no lo supera. Espera una segunda vuelta donde Donatella (Cláudia Raia) y Flora (Patrícia Pillar) revelen sus verdaderas identidades: las del principio . Si de villanos se trata no por mi condición de mujer vitoreo a las féminas que lo han sido.
En largo rato recordaré a la camaleona Mariana Xímenez en su rol de Clara. Aunque también en aquella pintoresca Passione, habría que resaltar la candidez del pobre Totó (Tony Ramos). Nazaré Tedesco (Renata Zorrah) mostró fibras despiadadas procurando torcer el destino de María Do Carmo (Susana Viera) en aquella Señora del destino que nos regaló, al menos así lo creo, a un Marcello Anthony inolvidable por su rostro cuasi perfecto, aunque el nombre de su personaje no fuera lo suficiente moderno: Viriato, se robó el corazón de muchas estoy segura. Esta nueva novela que propone Rede Globo ha comenzado bastante dura en mi criterio. Ya me ha sacado lágrimas con sus argumentos que recién comienzan a tejerse. Pero en mi opinión, su gran mérito está siendo mostrar una cara fea de Brasil que se aleja del colorete de las casas de Ipanema y la populosa playa Copacabana. La villana, despiadada hasta la médula, Carmiña (Adriana Estévez) me ha dejado con las manos en la cabeza con su antagónico papel.
Quizás su actuación despiadada luego justifique la venganza de Rita (Débora Fallabella); para nadie es secreto que en una suerte de manipulación las telenovelas en su conjunto nos ponen en 3 y 2 cuando olvidamos nuestros principios para ponernos a como dé lugar del lado de “los buenos”. Así por solo citar un ejemplo; hasta los más puritanos aceptamos la traición de Alvarito (otra vez Tony Ramos); era tan buena Elenita (Maité Proenza) y tan mala su esposa. Pero me permito citar a mi amigo Francisnet Díaz Rendón, cuando hablaba de B´Caignet (de algún modo padre del culebrón en Latinoamérica) el que busque escenas menos dramáticas que se compre una pecera; las novelas están hechas para sufrir, odiar al villano, apoyar a los protagonistas a cualquier precio.

jueves, 12 de septiembre de 2013

La felicidad no pide permiso

Pido permiso en nombre del amor. Ya sé que no me invitaron "formalmente hablando". Tengo 23 años, soy graduada de periodismo y amo. Esta última condición da vía libre a mis declaraciones respecto al más universal de los sentimientos. Las distancias duelen, el mundo lo sabe. Adriana, Olga, Irma, Elizabeth saben lo que es dormir 5475 noches sin sus esposos (sin contar los años bisiestos). Aún no tengo esposo, si la vida me pone en el camino a alguno que tenga que hacer guardias, o ausentarse por unos días de antemano sé que el frío será despiadado, que la cama será ancha y la noche más larga. Conste que no intento comparaciones, me quedaría cortísima en cualquiera que emprendiera tratando de igualar mis adiós por un ratico, mi beso de despedida con el de Adriana y mi abrazo de reencuentro con el de Olga quedarían tan pequeños. Visualizo mientras llega mi esposo un concepto que sí quisiera igualar, el sentimiento recíproco, inequívoco y espléndido que llena 8 corazones (sin contar a las madres, cuyo dolor daría para otro post). Mientras llega el momento de conocer a mi esposo busco en todas las páginas del mundo noticias sobre estas historias de amor reales que terminarán en todos los casos con un final feliz, porque para la felicidad sin límites no se pide permiso.

sábado, 7 de septiembre de 2013

“¿Y si no hubieras nacido?”

La primera vez que oí la palabra aborto tenía 12 años. Disculpen mi ignorancia y comprendan que yo a los 12 años, al menos en las cosas de la vida (o bueno, en el caso del aborto más bien de la muerte), tenía en verdad 7. Fue en una clase de biología, la profesora que se llamaba Marta si mal no recuerdo sacó en un frasco un pequeño feto. Algunos querían tocarlo, otros preguntaban si era real, los más curiosos se acercaron para olerlo. Yo, sentimental hasta los huesos como siempre he sido, no pude aguantar las ganas de llorar. Aquello, que a la mayoría de mis compañeros parecía un animal de circo a mí se me antojaba lo que, ahora comprendo, era: un niño muerto. En medio de mi agonía, tratando de reprimir mi llanto, mi compañera de mesa preguntó en voz baja (solo yo podía oírla): ¿Crees que era niño o niña? Sin darle la respuesta que buscaba traté de imaginar su rostro, las manitos y la piel de todos los bebés del mundo… ¡tan suave! que dan ganas de quedarse tocándolos para siempre. Ahora que soy una mujer en edad reproductiva pienso en la madre de ese feto. ¿Dónde estará? ¿Sabrá que su “hijo que no fue”, estuvo en un salón de clases frente a una veintena de miradas atónitas? Quizás, conste que no la subestimo, ella y el resto de las más de 45 millones de madres que se hacen abortos en el mundo anualmente desconozcan que en la cuarta semana de embarazo el bebé es una bolita microscópica, todavía no puede llamársele feto, entonces se le denomina embrión. ¡Pero está vivo! Es algo tuyo mamá, y está vivo. En este tiempo tiene el tamaño de una semilla de amapola, como los pinochos de los marpacíficos, empieza a crecer la placenta que es por donde el niño recibe oxígeno y alimentos. También en esta semana está creciendo el saco amniótico, la bolsa en la que el bebé estará flotando en líquido amniótico durante todo el embarazo. Me imagino que las madres que no son, desconocen que a las 7 semanas (que es el período habitual en que se realizan las interrupciones) el bebé tiene ya el tamaño de un garbanzo. Se le pueden ver más claramente los rasgos del rostro: ya tiene párpados en los ojitos, las orejas siguen creciendo, y empieza a asomar la naricita. A mi modo de ver, con perdón de quien se ofenda, más que una interrupción, actualmente el aborto está siendo utilizado como un método anticonceptivo. Claro, sé de los casos en que el médico sugiere el legrado pero sigo creyendo que opciones existen muchas para no llegar a rechazar una criatura que es tan tuya como tus pensamientos, como los más íntimos sueños que solo tú conoces.
Planificarse por ejemplo, de forma tal que el bebé llegue en el preciso momento cuando todos en casa puedan ponerse en función de él añorando que todo salga bien, que llegue al mundo fuerte y saludable aunque sea para enfrentar la mayoría de las veces: difíciles situaciones. Llegar al mundo para formarse como un hombre o una mujer de bien, en el sentido más amplio de la palabra: que sus acciones se correspondan con su pensamiento; que su forma de vivir se convierta en un estilo para sus descendientes de forma tal que nunca, nadie tenga que ponerse a pensar “¿y si no hubieras nacido?”

jueves, 5 de septiembre de 2013

Encomiendas

Me levanté temprano esta mañana, enfrascada en la difícil tarea de bucear en mi closet para encontrar una cinta amarilla. Por cierto recordé las mil y una encomiendas que pedían en la escuela. Entre los más sorprendentes pedidos ahora rememoro un pescado de tela propio para guardar el pan. Por supuesto, los profes sabían que ninguno de nosotros, con apenas 10 años, podría hacer semejante prodigio. De modo que, calificaban a los padres por las tareas de educación laboral. Yo, incluso, jamás pude realizar cabalmente una carta tecnológica. Pero en la Vocacional vino el mejor de los pedidos, teníamos que crear con recursos desechables una mitocondria. ¡Dios mío! Lo repito y no me lo creo: ¿Una mitocondria? Todavía, después de graduada no entiendo a la perfección porqué tenemos que volvernos pequeños carpinteros, costureras (bueno, esta parte si la entiendo) y hasta hortelanos. No tengo ningún taller en mi casa, todavía no sé dar una puntada y por supuesto que mi pequeño patio no tiene espacio para un huerto. Ahora que busco en el pasado, el huerto de mi escuela no tenía ni un tomate. Nada crecía en el terreno de mi brigada y no por falta de cuidados. Con muchísima regularidad nos mandaban a sacar las malas hierbas y a remover, guataca en mano, aquella tierra dura que hasta hoy dejó un callo casi invisible (y que solo yo siento) en mi mano derecha. No era una explotación, lo aclaro. Aquello de ir a cuidar las áreas verdes era un verdadero festín. Muchos años después, me gustaría averiguar si se siguen haciendo estas cosas. Un primo mío, mayor que yo, tuvo que plantar él solo un surco. Muchas horas estuvo al sol para mantener inmaculado su promedio académico. Por otra parte estaban las escuelas al campo, yo las viví todas en diferentes lugares y recogidas. Esas historias quedan pendientes para otro post.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Me voy a las Tierras Medias

Al comenzar oficialmente este verano, esperanzada leí las propuestas de la televisión cubana para la programación correspondiente a estos meses. Muchos, como yo, puesto que debemos quedarnos en casa ya de paso disfrutamos de las opciones que a disposición de grandes y chicos prepara la “sacrosanta” pequeña pantalla. Después de casi un mes de martirio con tristeza confieso (porque tristeza es) que pocas de mis expectativas han quedado cubiertas. Desconozco los patrones por los que se rigen a la hora de preparar las parrillas de la programación. De antemano aclaro, por si las moscas, que no quiero hacer leña a ningún árbol, que no escribo para fusilar el trabajo de otro, pero tengo muchas dudas y las dudas siempre me dejan un sabor amargo en los labios. Ilusionada me quedó sentada frente a mi Panda cada martes y jueves después de la telenovela brasileña. Me quedo admirando la irrealidad en la que se basan las historias de los muchachos de la Academia. No digo que sus situaciones sean fantásticas, algunas pueden ser ahora mismo situaciones repetidas. Pero los personajes (y ejemplos me sobran) han quedado bastante caricaturizados. Jany, Alejandro, la que se parece a Beyoncé, la guajirita y hasta la propia Ofelia. ¡Demasiado caricaturizados! Y tanto que me parece estar leyendo una página del Melaíto . Sé que la producción trató de recurrir a las caras nuevas, a gente que ha hecho muy poco en la televisión. Lo más lamentable es, a mi modo de ver, la burda copia que resulta al tener en cuenta una serie española que pasaron hace algunos años en la propia televisión cubana: Un paso adelante. Tierras de Fuego es la propuesta en el espacio de la telenovela. Harina del mismo costal. Esta vez añada un pésimo guión en el que tal parece que todo está dicho ya, ¿el final de la novela? Solo cuestión de tiempo. No espere más puntos de giros, el único era conocer el conflicto Isabel-Ignacio. Nada más se vislumbra en el camino de Palmarito. Soy villaclareña, supuestamente Palmarito me queda bien cerca, ya quisiera visitar ese poblado donde las casas se levantan en esa cooperativa como si fueran en el centro del pueblo. La casa de cualquiera de esos guajiros, puedo decir sin remordimientos, es mejor que la mía. Lo inexplicable, lo que me deja sin habla es la excelente factura de la mayoría de las propuestas de nuestro cine. Al menos las casas son más reales, los personajes casi en su totalidad me convencen y los guiones me dejan estupefacta combinando la ficción con el absurdo y acercándose todas las veces a las realidades inmediatas de los cubanos de a pie, como diría un entrañable profesor y periodista que se llama Abel Falcón. Al menos la propuestas del celuloide, y reitero de cine cubano hablo, no me dejan dudas. Empiezo a pensar que no lo hacen porque quieren dejar todo clarísimo a espectadores de todo el espacio sideral, pueden ser solo cubanos pero no necesariamente. De hecho, es perfectamente probable que se vean primero “allá afuera” antes que aquí. En fin casos y cosas que de todas formas no me dejan gritando SOS, como en los otros desastres anteriormente citados. Por lo pronto me refugio en las Tierras Medias (si es que entre tanta agitación de monstruos, poseídos y magia encuentro sosiego) y acompañada por Richard Cypher (Buscador de la verdad), por Kahlan Amnel (Madre Confesora), Cara la poderosa Mord Sith y Zeddicus Zul Zurander (Mago del Primer Orden) desando cordilleras y llanuras cada tarde por Multivisión para encontrar, ahora, la piedra de las lágrimas. Prefiero empuñar la espada de la verdad y una vez conseguida la piedra, sellar la grieta que deja al descubierto el Inframundo, territorio gobernado por el Custodio y de su más fiel servidor: Darken Rahl