miércoles, 16 de octubre de 2013

Ciberamigos

Conocí a Luis Antonio gracias a la magia de Internet . La verdad, aún lo conozco solo por esa vía; aunque ya he visto su letra. En nuestra primera ciber-conversación prometió un regalo y ¡qué regalo! Mandó vía correo postal dos ejemplares ilustrísimos de la Literatura Latinoamericana. Todavía no le agradezco suficiente que pudiera enviar Crónica de una muerte anunciada de mi Gabo querido y La casa de los espíritus de Isabel Allende. Allí conocí su letra en una nota que dejó para mí. Su historia, al menos en Cuba, parece de película. Adoptó a una niña en China que se llama Yuan. Me ha contado que aunque muchas familias cambian los nombres de los niños que adoptan. Él y su esposa decidieron preservar el de la pequeña. Me explica que era lo único que tenía, ¿cómo iban a quitárselo? Ahora a la pequeña Yuan le encanta su nombre, en un país donde todos tienen nombres de adultos como España, Yuan suena original. Ahora que la madre patria está en crisis mi amigo Luis Antonio y su esposa son de los pocos afortunados que todavía tienen empleo. Él trabaja de chofer en una guagua que recorre casi todo Madrid; ella es educadora infantil: trabaja con niños de 0 a 3 años. En su luna de miel vinieron a Cuba, allá por el año 2001 cuando exigíamos el regreso de Elián González. Visitaron muchas escuelas y quedaron tan prendados de esta ínsula que han prometido regresar.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por tus palabras Liz me han hecho recordar que a pesar de la dureza de la vida soy un hombre afortunado que se siente orgulloso de las pequeñas cosas que hace a lo largo de su vida entre ellas haber visitado tu bello y solidario pais.

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  2. No tienes que agradecer nada Luis Antonio, agradecida yo de tenerte entre mis amigos. Un abrazo.

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