martes, 17 de septiembre de 2013

Rede Globo tiene la fórmula

Me encantan las telenovelas brasileñas. Tíldenme de lo que quieran pero cada martes, jueves y sábados durante esos 30 minutos ni Gabriel García Márquez (si me llamara por teléfono) puede sacarme de mi butaca. Estoy segura que Rede Globo ha encontrado el ingrediente preciso para drogarme con sus propuestas.
Ahora recuerdo la reacción de mi abuela con La Favorita. Un culebrón donde la buena resultaba la mala y viceversa. Abuela quedó tan “choqueada” con este punto de giro que todavía no lo supera. Espera una segunda vuelta donde Donatella (Cláudia Raia) y Flora (Patrícia Pillar) revelen sus verdaderas identidades: las del principio . Si de villanos se trata no por mi condición de mujer vitoreo a las féminas que lo han sido.
En largo rato recordaré a la camaleona Mariana Xímenez en su rol de Clara. Aunque también en aquella pintoresca Passione, habría que resaltar la candidez del pobre Totó (Tony Ramos). Nazaré Tedesco (Renata Zorrah) mostró fibras despiadadas procurando torcer el destino de María Do Carmo (Susana Viera) en aquella Señora del destino que nos regaló, al menos así lo creo, a un Marcello Anthony inolvidable por su rostro cuasi perfecto, aunque el nombre de su personaje no fuera lo suficiente moderno: Viriato, se robó el corazón de muchas estoy segura. Esta nueva novela que propone Rede Globo ha comenzado bastante dura en mi criterio. Ya me ha sacado lágrimas con sus argumentos que recién comienzan a tejerse. Pero en mi opinión, su gran mérito está siendo mostrar una cara fea de Brasil que se aleja del colorete de las casas de Ipanema y la populosa playa Copacabana. La villana, despiadada hasta la médula, Carmiña (Adriana Estévez) me ha dejado con las manos en la cabeza con su antagónico papel.
Quizás su actuación despiadada luego justifique la venganza de Rita (Débora Fallabella); para nadie es secreto que en una suerte de manipulación las telenovelas en su conjunto nos ponen en 3 y 2 cuando olvidamos nuestros principios para ponernos a como dé lugar del lado de “los buenos”. Así por solo citar un ejemplo; hasta los más puritanos aceptamos la traición de Alvarito (otra vez Tony Ramos); era tan buena Elenita (Maité Proenza) y tan mala su esposa. Pero me permito citar a mi amigo Francisnet Díaz Rendón, cuando hablaba de B´Caignet (de algún modo padre del culebrón en Latinoamérica) el que busque escenas menos dramáticas que se compre una pecera; las novelas están hechas para sufrir, odiar al villano, apoyar a los protagonistas a cualquier precio.

2 comentarios:

  1. El problema es que son telenovelas distintas, hay veces que las nuestras por ser tan comunes o ser tan ficticias aburren, pero no podemos decir que son malas, en latinoamericano gustan muchos nuestras telenovelas.

    ResponderEliminar
  2. Estoy de acuerdo, todas las nuestras no han sido malas, recuérdese sino aquella Tierra Brava sin límites en todos los aspectos del espectáculo.

    ResponderEliminar