jueves, 2 de julio de 2015

Salvarte

Te avizoraba desde el mástil de mi barca, y yo que te creía náufrago. Querer salvar a alguien NUNCA es sinónimo de que puedas hacerlo... juegan muchos factores en ese macabro ardid del destino cuando te quieres convertir en superheroína, cuando quieres dibujar sonrisas en labios ajenos. Quise regalarte el mar, aunque no lo habíamos visto juntos, no cerca de mis realidades cotidianas. A sabiendas de tus efectos secundarios, de todo lo que implica despertar y que no estés... desde esta orilla, suplico que me dejes llevarte de la mano, que me dejes morderte los sueños y que no te apartes nunca de este lado izquierdo.

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