martes, 7 de julio de 2015

Aquí estás

Empiezo a entender los principios, dulce momento, en que todo comienza. Sin accionar interruptores enciendes mis luces con ese don tan tuyo de aparecer de improvisto, ahora, cuando más te precisaba en mis añoranzas y en mis ultrasecretísimos anhelos. No es como si fuéramos animales, no es como si dependiera absolutamente de tu respiración junto a la mía, ni de tu aire para descontaminar el mío, no es como si el mar fuera menos azul, ni el amanecer menos esperado pero sí, rotundamente, no pienso darle vueltas: te esperaba desde ayer, desde el último siglo mi ciudad se despertaba más temprano, recorriendo todos los rincones, buscando en todas las canciones alguna pista de tu paradero exacto. De pronto, como siempre sucede, sin pedir algún permiso te dignas a recorrer mis orillas, y sonrío para mis adentros... sabedora de que esa sonrisa puede llegar y derrumbar todo lo que he construido para crear lo que suelo llamar estabilidad emocional. A sabiendas de efectos nocivos, de desgaste físico también esta madrugada, dejaré la ventana abierta.

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