miércoles, 29 de octubre de 2014

De las orillas, el aire... y de ti

En esta playa te extraño tanto que me duelen los huesos y me arden los pensamientos que no llego a pronunciar. Se demoran los días y no apareces en las casualidades de mi día a día. Merecido tributo te rinde la lluvia, y no me decido a salir a mojarme por ti. Los espejos de mi vida no reflejan tu ausencia prolongadísima, tan larga que pierdo la noción entre el tiempo en el que estabas y el día en que dijiste adiós. Me quedo con los mejores recuerdos, tan míos, tan tuyos... Te empiezo a odiar a todas horas. Luego procuro arreglar mis desatinos sentimentales y pornerle otro nombre a mis represalias: NO ES EL ODIO EL ANTÓNIMO DEL AMOR, ES LA INDIFERENCIA. Se vive mal en esta orilla, se me hace díficil el aire sin ti, irrespirable, contaminado cuando tú estás pero taaaaaan fresco que a propósito le dejo despeinarme mientras te espero y no llegas, las olas vuelven y se burlan.

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