jueves, 14 de enero de 2016

Gris

Amanece y el cielo es gris, las pocas luces que mojadas se cuelan por mi ventana quedan con las ganas de despertarme. Hace por lo menos 15 minutos que remoloneo como si le debiera algo a las sábanas. Pero es la hora, si me quedo un segundo más perderé la guagua y con ella, como diría un viejo amigo, disfrutaría entonces de los deleites conferidos por la zozobra del transporte diario, de ¿en qué me voy, si ya todos pasaron? Es el día a día en este nuevo Macondo que por las noches me regala tu compañía cual si se tratara de un pacto secreto que has firmado con alguien para contar mis sueños, para quedarte con ellos, para ser parte de cada uno.

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