viernes, 27 de febrero de 2015

Mariposas

Y luego empiezas a preguntar ¿por qué te tatuaste una mariposa? En primer lugar, como llegué a este sitio donde tatuarse es casi un deporte, donde eres completamente arrítmica si desprecias las marcas sempiternas, las ataduras definitivas. Este es un lugar de contrastes, lo que está bien aquí ya pasa de moda en la otra esquina. No tengo justificaciones de todos modos para mis repentinos cambios de humor ahora que con añoranza miro los barquitos que pasan aunque su destino final no sea mi aldea. La mariposa me devuelve la paz, la miro ahí tan lejos de mis pensamientos y empiezo a hallar el sosiego en esta convulsa ciudad de semáforos apresurados, de dudas contrariadas y de miradas subversivas.

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