lunes, 23 de febrero de 2015

Mute descontrolado

No pude entender tus paranoias acaso premeditadas, acado destapadas con toda intención, maquiavélicos propósitos de hacernos uno. Yo empecé a odiar el color verde, en la misma medida en que me recordaba que en cualquier circunstancia era mejor quedarme con aquel reflejo. Las mariposas me recordaron la ausencia prolongadísima de la primavera y juntos jugamos al invierno, al supremo instante de volvernos uno siempre y cuando no aparezca el Sol. El arco iris fue el remanente, acaso el enigma eterno o el compromiso renovado de que no destruirás más mis límpidos senderos. Te grito alto y me duele, en esta orilla, que te hagas sordo a mi canción de cuna: aburrida y desafinada toda vez que se convierte en súplica silenciosa, y en mute descontrolado.

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