jueves, 28 de enero de 2016

15 años desde tu hasta luego

A mi abuelo, que aprendió a volvérseme eterno Este es el post que yo no quisiera escribir. Frenéticamente, como un impulso mecánico, alguna parte de mi cerebro dicta estas letras al teclado. He demorado más de una hora, desde que llegué, en buscar la foto adecuada para calzar este intento de recordación. Mal que me pese no tengo a mano ninguna nuestra, donde aparezcas como mi héroe ganador con tus ojazos azules nunca empañados por el grueso cristal de tus espejuelos. Ojalá exista wifi en el cielo, para que puedas leer mi intento desesperado de que el mundo sepa que tuve un ABUELO (con letras mayúsculas, como tu recuerdo). Ahora mismo se me amontonan imágenes y procuro poner RECORDING para transmitirlas luego a mis futuras generaciones. Me pongo a pensarte, y no es metáfora, de tanto que lo hago me empieza a dolor alguna parte del cuerpo. Las añoranzas oxigenan mis espacios y me propongo, secretamente, ser al menos un poquito como tú. De sobra sé que este 2016 traerá novedades, algunas más esperadas y las otras llegarán de sorpresa pero no se me subirán a la cabeza ni menguarán mi admiración y mi respeto por ti, el pescador incansable de todos mis sueños. Me quedo con el materializado deseo de seguir siendo, allá donde te encuentres y aquí tan dentro, tu bichito y tu manguito universal. Lástima no tenerte físicamente, cuando miro el reloj y son las 10 de la mañana y faltan algunas pocas horas para que se cumplan 15 años desde tu hasta luego. P.d: Por supuesto, las que aparecen en la foto no son tus manos ni las mías pero sirvan de pretexto ¿Te he dicho ahora cuanto te amo?

jueves, 14 de enero de 2016

Gris

Amanece y el cielo es gris, las pocas luces que mojadas se cuelan por mi ventana quedan con las ganas de despertarme. Hace por lo menos 15 minutos que remoloneo como si le debiera algo a las sábanas. Pero es la hora, si me quedo un segundo más perderé la guagua y con ella, como diría un viejo amigo, disfrutaría entonces de los deleites conferidos por la zozobra del transporte diario, de ¿en qué me voy, si ya todos pasaron? Es el día a día en este nuevo Macondo que por las noches me regala tu compañía cual si se tratara de un pacto secreto que has firmado con alguien para contar mis sueños, para quedarte con ellos, para ser parte de cada uno.